El
pasado viernes, el mundo quedó sobrecogido con una noticia que
estremeció a todos. Un joven de 20 años entró en un colegio armado
nada más y nada menos que con un rifle de asalto automático y dos
pistolas semiautomáticas, y asesinó a 26 personas. La mayoría
fueron niños de entre 4 y 10 años, y 6 profesoras que trataron de
proteger a sus alumnos, entre las que se encontraba la madre del
asesino.
En
ocasiones, la realidad supera a la ficción, y esta es una de ellas.
Como alguien puede tener la sangre fría de matar a 26 personas, como
puede alguien llegar a planearlo, tan siquiera a imaginarlo de
verdad… Pero analizando los hechos, llama la atención un detalle.
El chico utilizó armas que su madre tenia en casa, ni las robó, ni
las compró él. ¿Qué hace una profesora de primaria con un rifle
de asalto y dos pistolas en su casa? E aquí un debate que ya
sobrepasa los límites de la lógica.
En
Estados Unidos, las armas se ven como una parte fundamental de su
cultura, no en vano son un derecho constitucional, y en muchos
estados basta con estampar tu firma, un carnet de conducir y tener 21
años para poder comprar una. De hecho, en algunos bancos te regalan
un rifle solo por domiciliar tu nómina. Esto significa que casi
cualquiera puede poseer una, ya sea un psicópata, un asesino, o
simplemente alguien frustrado que planea una masacre…
Tras
el terrible suceso, el presidente Obama habló entre lágrimas de lo
ocurrido, diciendo que ya ha sucedido demasiadas veces, y que se
deberán tomar medidas.
De
este modo, aventura que el partido demócrata va a iniciar trámites
legales para cambiar la legislación de la venta de armas. Sin
embargo, y pese a ser el presidente, cabe recordar que el parlamento
esta formado en su mayoría por republicanos, partidarios de la venta
de armas (no en vano, el lobby armamentístico dona más de cinco
millones de dólares para campañas de dichos parlamentarios), por lo
que no se aventura tarea fácil. Y más escuchando las declaraciones
de un senador republicano de Texas, que afirmó que “la catástrofe
podría haberse evitado si la directora o algunos profesores hubieran
tenido un arma de fuego a su alcance para abatir al chico”.
El
partido demócrata esta en jaque, ya que muchos piden a gritos que se
erradique la venta de armas de fuego, mientras que otros lo
considerarían como una violación a la segunda enmienda de la
constitución. Obama debe reaccionar, pero es difícil en un país en
el que desde pequeños se les enseña a los niños que las armas
forman parte de la vida cotidiana. ¿Puede enfrentarse un presidente
a un lobby gigantesco, a grupos de presión con poderes casi
ilimitados, y a una ciudadanía que pese a todas las tragedias sigue
dividida?
El
de la casa blanca ya ha anunciado algunas medidas, como la de regular
la venta de armas de gran calibre y automáticas. Es un comienzo. Un
arma como defensa personal parece algo excesivo, pero si encima ese
arma es una herramienta de guerra, creada para el campo de batalla
como el rifle que utilizó el asesino, la cosa adquiere mimbres
surrealistas.
Si
Obama consigue modificar las leyes de estados pro-armas, si consigue
apoyo del congreso, y si convence a una parte de la ciudadanía de
que se debe ser más tajante con respecto a las armas, tiene una
oportunidad tremenda para salir reforzadísimo de una situación que
se presenta muy adversa, pero que puede ser de ayuda en el futuro. El
tiempo dirá como se desarrolla el asunto, pero todos conocemos la
determinación del presidente.
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