martes, 15 de enero de 2013

Una tragedia con miras a ser tendencia


El pasado viernes, el mundo quedó sobrecogido con una noticia que estremeció a todos. Un joven de 20 años entró en un colegio armado nada más y nada menos que con un rifle de asalto automático y dos pistolas semiautomáticas, y asesinó a 26 personas. La mayoría fueron niños de entre 4 y 10 años, y 6 profesoras que trataron de proteger a sus alumnos, entre las que se encontraba la madre del asesino.

En ocasiones, la realidad supera a la ficción, y esta es una de ellas. Como alguien puede tener la sangre fría de matar a 26 personas, como puede alguien llegar a planearlo, tan siquiera a imaginarlo de verdad… Pero analizando los hechos, llama la atención un detalle. El chico utilizó armas que su madre tenia en casa, ni las robó, ni las compró él. ¿Qué hace una profesora de primaria con un rifle de asalto y dos pistolas en su casa? E aquí un debate que ya sobrepasa los límites de la lógica.

En Estados Unidos, las armas se ven como una parte fundamental de su cultura, no en vano son un derecho constitucional, y en muchos estados basta con estampar tu firma, un carnet de conducir y tener 21 años para poder comprar una. De hecho, en algunos bancos te regalan un rifle solo por domiciliar tu nómina. Esto significa que casi cualquiera puede poseer una, ya sea un psicópata, un asesino, o simplemente alguien frustrado que planea una masacre…

Tras el terrible suceso, el presidente Obama habló entre lágrimas de lo ocurrido, diciendo que ya ha sucedido demasiadas veces, y que se deberán tomar medidas.

De este modo, aventura que el partido demócrata va a iniciar trámites legales para cambiar la legislación de la venta de armas. Sin embargo, y pese a ser el presidente, cabe recordar que el parlamento esta formado en su mayoría por republicanos, partidarios de la venta de armas (no en vano, el lobby armamentístico dona más de cinco millones de dólares para campañas de dichos parlamentarios), por lo que no se aventura tarea fácil. Y más escuchando las declaraciones de un senador republicano de Texas, que afirmó que “la catástrofe podría haberse evitado si la directora o algunos profesores hubieran tenido un arma de fuego a su alcance para abatir al chico”.

El partido demócrata esta en jaque, ya que muchos piden a gritos que se erradique la venta de armas de fuego, mientras que otros lo considerarían como una violación a la segunda enmienda de la constitución. Obama debe reaccionar, pero es difícil en un país en el que desde pequeños se les enseña a los niños que las armas forman parte de la vida cotidiana. ¿Puede enfrentarse un presidente a un lobby gigantesco, a grupos de presión con poderes casi ilimitados, y a una ciudadanía que pese a todas las tragedias sigue dividida?

El de la casa blanca ya ha anunciado algunas medidas, como la de regular la venta de armas de gran calibre y automáticas. Es un comienzo. Un arma como defensa personal parece algo excesivo, pero si encima ese arma es una herramienta de guerra, creada para el campo de batalla como el rifle que utilizó el asesino, la cosa adquiere mimbres surrealistas.

Si Obama consigue modificar las leyes de estados pro-armas, si consigue apoyo del congreso, y si convence a una parte de la ciudadanía de que se debe ser más tajante con respecto a las armas, tiene una oportunidad tremenda para salir reforzadísimo de una situación que se presenta muy adversa, pero que puede ser de ayuda en el futuro. El tiempo dirá como se desarrolla el asunto, pero todos conocemos la determinación del presidente.

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